¿Qué es el sonambulismo?

Secretos del sueño

El sonambulismo como parasomnia

El sonambulismo pertenece al grupo de las parasomnias, es decir, conductas anormales que ocurren durante el sueño. No se trata de un simple despertar parcial, sino de una desconexión incompleta entre el cerebro y el cuerpo. Mientras ciertas áreas cerebrales permanecen en un estado de sueño profundo, otras regiones motoras se activan, lo que permite caminar, hablar o realizar acciones complejas sin plena conciencia.

Características del sonambulismo

Durante un episodio de sonambulismo, la persona suele levantarse de la cama y caminar con movimientos torpes, los ojos abiertos pero con mirada ausente y sin responder de manera coherente a estímulos externos. Los episodios ocurren principalmente en la fase N3 del sueño, también llamada sueño profundo de ondas lentas. La duración es variable: desde unos pocos minutos hasta media hora. Al despertar, el individuo no suele recordar lo ocurrido.

Sonambulismo en niños y adultos

El sonambulismo es mucho más frecuente en la infancia, afectando entre un 10% y 30% de los niños en algún momento. En la mayoría de los casos desaparece en la adolescencia, cuando la arquitectura del sueño se estabiliza. En adultos es menos común (alrededor del 4%), pero suele estar asociado a factores desencadenantes específicos, como estrés, privación de sueño o consumo de alcohol.

Factores desencadenantes y de riesgo

Varios elementos pueden aumentar la probabilidad de un episodio de sonambulismo:

  • Privación de sueño: los episodios son más frecuentes cuando el descanso es insuficiente.

  • Estrés y ansiedad: alteran la calidad del sueño profundo.

  • Consumo de alcohol o fármacos sedantes: interfieren con la regulación normal de las fases del sueño.

  • Fiebre en niños: eleva la excitabilidad del sistema nervioso.

  • Historia familiar: existe una predisposición genética reconocida.

Conductas durante el sonambulismo

Aunque el término sugiere solo caminar dormido, el sonambulismo puede incluir una amplia variedad de comportamientos:

  • Hablar o murmurar sin sentido.

  • Abrir puertas o ventanas.

  • Realizar gestos rutinarios, como vestirse o lavarse las manos.

  • En casos menos frecuentes, conductas más complejas como salir de casa.

Estos comportamientos ocurren sin conciencia plena y pueden representar un riesgo de accidentes domésticos.

Diferencia entre sonambulismo y otros trastornos

El sonambulismo debe diferenciarse de otras parasomnias y condiciones neurológicas. A diferencia de las pesadillas, que ocurren en sueño REM y despiertan al paciente, el sonambulismo surge en sueño profundo y no suele generar recuerdos del evento. También se distingue de las convulsiones nocturnas, aunque en algunos casos se requiere un estudio de polisomnografía para descartar diagnósticos erróneos.

El papel de la genética en el sonambulismo

Diversos estudios sugieren un fuerte componente hereditario. Si uno de los padres fue sonámbulo, el hijo tiene hasta un 45% de probabilidad de presentar episodios. Si ambos padres lo fueron, el riesgo se eleva por encima del 60%. Esto confirma que existe una predisposición genética, aunque los episodios siempre dependen de factores ambientales y del contexto de sueño.

Riesgos asociados al sonambulismo

El mayor peligro del sonambulismo no es la condición en sí, sino las conductas derivadas de los episodios. Caminar descalzo por la casa, bajar escaleras o abrir una ventana sin plena conciencia puede llevar a caídas o accidentes. Por ello, en pacientes con episodios frecuentes, se recomienda adecuar el entorno: cerrar puertas con llave, asegurar ventanas y retirar objetos peligrosos del camino.

Tratamientos y medidas de control

En la mayoría de los casos, el sonambulismo infantil no requiere tratamiento médico, ya que suele resolverse con el tiempo. Sin embargo, existen medidas de control útiles:

  • Establecer horarios regulares de sueño.

  • Garantizar un descanso suficiente para evitar la privación de sueño.

  • Reducir el estrés con técnicas de relajación.

  • Evitar alcohol y sedantes en adultos.
    En episodios graves o persistentes, el especialista puede recomendar terapia cognitivo-conductual o, en algunos casos, fármacos que modulan la arquitectura del sueño.

El sonambulismo desde la perspectiva científica

Las investigaciones más recientes apuntan a una activación simultánea de áreas cerebrales de vigilia y de sueño profundo. Es como si el cerebro estuviera “a medio encender”: las regiones motoras se activan, pero la corteza prefrontal, encargada de la conciencia y el juicio, permanece dormida. Esta combinación explica por qué el sonámbulo puede realizar actos motores complejos sin tener conciencia plena de ellos.


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