
¿Por qué no puedo dormir si tengo sueño?
Secretos del sueño
- Por Cómo dormir bien /
- 28/08/2025 @ 21:32:47 /
- 1009 visitas
El desfase entre cansancio y sueño real
Sentir sueño pero no lograr dormir es una de las paradojas más frustrantes para cualquier persona. El cuerpo acusa cansancio, los ojos se cierran y, sin embargo, la mente permanece despierta. Este fenómeno no siempre es un signo de insomnio crónico, pero sí revela un desajuste en los mecanismos que regulan el inicio del sueño.
La presión homeostática del sueño
El organismo acumula lo que se denomina presión de sueño: cuanto más tiempo se permanece despierto, mayor es la necesidad fisiológica de dormir. Este proceso está mediado por la adenosina, una sustancia que se acumula en el cerebro durante la vigilia y que genera somnolencia. Sin embargo, en ciertas condiciones, esta presión biológica se ve bloqueada por factores externos o internos, impidiendo que el sueño se materialice aunque la sensación de cansancio sea intensa.
El papel del ritmo circadiano
No basta con estar cansado: el cuerpo necesita que el ritmo circadiano coincida con la presión homeostática. Este reloj interno regula la secreción de hormonas como la melatonina y el cortisol. Si el ciclo circadiano está desajustado —por jet lag, trabajo nocturno o uso excesivo de pantallas por la noche—, el cerebro puede “interpretar” que aún no es hora de dormir, incluso cuando el individuo tiene sueño.
La hiperactivación cognitiva
Una de las causas más frecuentes de la incapacidad para dormir es la hiperactivación mental. Pensamientos intrusivos, preocupaciones, listas de tareas pendientes o incluso la ansiedad por no poder dormir generan un estado de alerta incompatible con el inicio del sueño. El cerebro se mantiene en un modo de vigilancia, lo que bloquea la transición hacia las fases de sueño ligero.
Estrés y ansiedad como inhibidores del descanso
El estrés crónico mantiene al sistema nervioso simpático en alerta, elevando niveles de cortisol y adrenalina. Aunque la persona se sienta agotada, estas hormonas envían al organismo un mensaje contradictorio: “mantente despierto”. Por eso, quienes atraviesan periodos de ansiedad suelen reportar la experiencia de tener sueño pero no poder dormir.
Estímulos ambientales que interfieren
El ambiente también puede jugar en contra:
Exposición a luz artificial, especialmente la luz azul de pantallas, que retrasa la secreción de melatonina.
Ruido constante, aunque sea leve, que mantiene al cerebro en un estado de alerta inconsciente.
Temperatura inadecuada, ya que el sueño profundo requiere una ligera disminución de la temperatura corporal.
Dormir con sueño pero en un entorno poco favorable es comparable a intentar leer un libro en una habitación llena de música estridente: la voluntad existe, pero el contexto lo impide.
Efectos de la cafeína, alcohol y nicotina
Las sustancias de consumo cotidiano también explican esta contradicción. La cafeína bloquea los receptores de adenosina, retrasando la aparición del sueño. El alcohol puede inducir somnolencia inicial, pero interrumpe las fases profundas y provoca despertares frecuentes. La nicotina, con su efecto estimulante, mantiene activa la liberación de neurotransmisores relacionados con el estado de alerta.
Desajustes en la higiene del sueño
Hábitos poco saludables, como acostarse a diferentes horas cada día, utilizar la cama para trabajar o ver televisión, o prolongar las siestas vespertinas, reducen la eficiencia del sueño nocturno. El cerebro deja de asociar la cama con dormir, lo que contribuye a la experiencia de querer dormir sin conseguirlo.
El fenómeno de la ansiedad anticipatoria
Paradójicamente, muchas personas que sufren insomnio ocasional terminan reforzando el problema. El pensamiento repetitivo de “tengo que dormir” o “mañana estaré agotado si no descanso” genera un estado de tensión que interfiere con el sueño. Este círculo vicioso recibe el nombre de ansiedad anticipatoria del insomnio.
Condiciones médicas relacionadas
Existen también causas fisiológicas que explican este desfase:
Apnea del sueño: el sueño se interrumpe por pausas respiratorias, generando cansancio acumulado pero dificultad para mantener el sueño.
Síndrome de piernas inquietas: la necesidad de mover las extremidades al acostarse retrasa el inicio del sueño.
Trastornos endocrinos: como el hipertiroidismo, que mantiene un estado de sobreestimulación metabólica.
Perspectiva neurocientífica
Desde el punto de vista neurobiológico, dormir no es “apagar” el cerebro, sino un proceso activo en el que deben desactivarse ciertas áreas (como la corteza prefrontal) mientras se activan otras (como las relacionadas con el inicio de la fase N1). Si existe un desequilibrio en estas transiciones —ya sea por estrés, alteraciones circadianas o factores ambientales— aparece la experiencia de tener sueño sin poder dormir.
Estrategias para restablecer el equilibrio
Aunque cada caso es distinto, algunos ajustes básicos favorecen la sincronización entre la sensación de sueño y la capacidad real de dormir:
Mantener horarios regulares de descanso.
Reducir la exposición a pantallas al menos una hora antes de dormir.
Crear un ambiente oscuro, silencioso y fresco en la habitación.
Evitar cafeína, alcohol y nicotina en las horas previas al sueño.
Practicar técnicas de relajación como respiración profunda o meditación guiada.
Estas medidas, conocidas como higiene del sueño, son la primera línea de intervención cuando el problema es recurrente.
tags: insomnio, no puedo dormir, sueño y descanso, ritmo circadiano, ansiedad nocturna, higiene del sueño, estrés y sueño, cansancio sin dormir
Aviso Legal: La información proporcionada en ese sitio es solo para fines informativos y no constituye asesoramiento médico. No debe ser utilizada para diagnosticar o tratar problemas de salud o enfermedades. Consulte a su médico u otro profesional de la salud cualificado para cualquier duda relacionada con su estado de salud o tratamientos médicos. pastillasparadormir.com.mx no se hace responsable por el uso indebido de la información aquí contenida.