
Pastillas de Melatonina: ¿Son Adictivas?
Melatonina
- Por Cómo dormir bien /
- 28/08/2025 @ 21:35:19 /
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La melatonina como hormona natural
La melatonina es una hormona secretada por la glándula pineal, cuya principal función es regular el ritmo circadiano, es decir, el ciclo sueño-vigilia. Su liberación aumenta al anochecer y disminuye con la luz del día, actuando como señal biológica de que es momento de dormir.
Las pastillas de melatonina, disponibles en muchos países sin receta médica, reproducen este efecto en el organismo. Sin embargo, a diferencia de los fármacos hipnóticos clásicos, no inducen el sueño de manera forzada, sino que ajustan el reloj biológico cuando este se encuentra desincronizado.
Adicción vs. dependencia: conceptos a distinguir
Para analizar si la melatonina es adictiva, conviene diferenciar dos términos:
Adicción: implica una necesidad compulsiva de consumir una sustancia por los efectos de placer o recompensa que genera, acompañada de tolerancia y síndrome de abstinencia.
Dependencia: hace referencia a la necesidad de tomar una sustancia para mantener un estado fisiológico o psicológico, aunque no siempre exista adicción en sentido estricto.
Los hipnóticos como las benzodiacepinas o los llamados “Z-drugs” (zolpidem, zopiclona) sí pueden causar dependencia y tolerancia con uso prolongado. En el caso de la melatonina, los estudios muestran que no genera adicción ni síndrome de abstinencia.
¿Qué dice la evidencia científica?
La literatura médica coincide en que la melatonina no provoca los mismos mecanismos de recompensa en el cerebro que las drogas adictivas. No actúa sobre los sistemas dopaminérgicos vinculados al placer y la compulsión.
Ensayos clínicos prolongados en adultos y niños han demostrado que el cese del consumo de melatonina no provoca insomnio de rebote ni síntomas de abstinencia, a diferencia de otros hipnóticos.
Esto significa que la melatonina no es adictiva en el sentido clínico del término.
Uso prolongado: ¿existe dependencia psicológica?
Aunque no sea adictiva, algunas personas pueden desarrollar una dependencia psicológica. Es decir, la creencia de que sin tomar la pastilla no podrán dormir. Este efecto placebo, aunque no tiene una base biológica de adicción, puede condicionar la conducta de quien la utiliza de forma rutinaria.
Un ejemplo común: alguien que comenzó a tomar melatonina para sobrellevar un episodio de insomnio ocasional y, aun después de superarlo, mantiene el hábito por temor a que los problemas regresen.
Diferencias con los hipnóticos tradicionales
Comparar la melatonina con los hipnóticos convencionales aclara mejor el panorama:
Hipnóticos (benzodiacepinas, zolpidem):
Actúan deprimiendo el sistema nervioso central.
Pueden causar tolerancia: cada vez se necesita más dosis para el mismo efecto.
Su suspensión brusca provoca insomnio de rebote y síntomas de abstinencia.
Tienen riesgo de dependencia física y psicológica.
Melatonina:
Actúa como regulador circadiano, no como sedante directo.
No desarrolla tolerancia en la mayoría de los estudios.
No provoca abstinencia al suspenderla.
No activa los circuitos cerebrales de adicción.
Casos en que puede generar mal uso
Aunque la melatonina no sea adictiva, su uso inadecuado sí puede ser problemático:
Automedicación crónica: personas que la toman sin supervisión médica, aumentando dosis sin necesidad.
Horarios incorrectos: ingerirla en momentos inadecuados puede alterar el ciclo circadiano en lugar de regularlo.
Confianza excesiva: pensar que la melatonina sustituye la higiene del sueño o la terapia cognitivo-conductual para insomnio.
En estos casos, la dependencia es más conductual que biológica.
Seguridad y efectos secundarios
Los efectos adversos más comunes de las pastillas de melatonina incluyen somnolencia matinal, mareo, cefalea y, ocasionalmente, sueños intensos. Estos síntomas suelen ser leves y desaparecen al ajustar la dosis o la hora de consumo.
El riesgo de adicción es prácticamente inexistente, pero sí puede haber interacciones con medicamentos como anticoagulantes, inmunosupresores o antihipertensivos, lo que justifica la necesidad de supervisión médica en tratamientos prolongados.
Poblaciones especiales
Niños y adolescentes: se usa en casos de TDAH o autismo, con resultados positivos. La evidencia indica que no genera adicción, pero los especialistas insisten en limitar su uso a indicaciones específicas y siempre bajo control médico.
Adultos mayores: la disminución de la producción natural de melatonina hace que los suplementos sean más útiles en este grupo, sin evidencia de riesgo adictivo.
Trabajadores por turnos: su uso puede mejorar la calidad del sueño diurno, aunque debe administrarse con horarios precisos para evitar confusión circadiana.
Perspectiva científica actual
La comunidad científica considera la melatonina como un suplemento seguro, sin potencial adictivo, pero no exento de riesgos si se utiliza de manera indiscriminada. Su función es reajustar el reloj biológico y no forzar el sueño.
Por ello, aunque no provoque adicción, la mejor estrategia sigue siendo combinar su uso con medidas de higiene del sueño y, cuando es necesario, con terapias psicológicas específicas para el insomnio.
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